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domingo, 18 de marzo de 2012

No enciendas la luz !

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No enciendas la luz!

A  pesar de ser amantes por mas de cinco años, Alicia jamás le permitió verla desnuda y el amor lo hacían en la mas completa oscuridad.
Luís, un exitoso abogado rozando los cuarenta, siempre vestía traje y corbata. Su camisa blanca como la nieve , hacía juego con una lujuriosa dentadura que no escatimaba en mostrar. La sonrisa enorme y sensual ,lo acompañaba hasta en los sanguinarios debates sobre las arenas del juzgado, en las cuales pisoteaba argumentos con zapatos italianos.
Los ojos oscuros rodeados por frondosas pestañas, quemaban con su mirar. La piel  tensa envolvía el fuerte pecho de satén, invitando la caricia.
El romance con Alicia, mujer casada de cuarenta y cinco años y madre de dos hijos, comenzó casi sin querer.
Roberto, el marido de Alicia , tenía una cadena de negocios de ropa deportiva con sucursales en Buenos Aires, Punta del Este, Río de Janeiro y Brasilia, por lo que sus viajes eran constantes.Con medio siglo andado, era todavía atlético , peinaba sienes plateadas , su piel lucía abrazada por el sol y era muy seguro de si mismo.
La vida no tenía secretos para él y el éxito en los negocios nublaba su humildad.
Su relación con Alicia, después se veinte años de matrimonio, era de pocas palabras, bien elegidas y correctas, muchos regalos y muchas ausencias .
Alicia, , femenina y altiva, distanciaba a los intrusos. Su cabello azabache brillaba bajo el sol con atrevimiento y sus ojos evitaban las miradas inquisitivas.
Fue aquella noche en el jardín de la embajada de Japón,  festejando  alguna fecha patria, donde todo comenzó.
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 Quizás, demasiado champán, quizás, la soledad de Alicia  o quizás Luís, con  esa inexplicable necesidad de conquistar, fueron la causa.
Luís la vió y sintió una punzada en el estómago, tomó una copa de champan y se le acercó tenso como un felino frente a su presa.
 Entre los dos, pocas palabras fueron dichas, pocas miradas fueron cambiadas y un acuerdo visceral quedó sellado .
Dejaron la fiesta por separado, cada cual manejó su coche, navegaron uno detrás del otro hasta llegar a un descanso al costado de la ruta,  Luís detuvo su auto y apagó las luces, Alicia estacionó a su lado y empujada por un deseo feroz, se zambulló en el auto de Luís.
Desde aquel episodio y muy a su pesar, Luís era totalmente fiel a esa fogosa mujer.
Le había pedido que abandonase a su marido para casarse con él y a pesar de haber aceptado, habían pasado ocho meses sin que nada hubiera cambiado.
Para Luís era imposible vivir sin la proximidad de Alicia, de la cual se había enamorado locamente, ya no le alcanzaban esas horas robadas, la quería para si, por lo cual decidió enfrentar a Roberto, su marido.
Luís fijó una cita con Roberto en la oficina de su negocio, con la excusa de ser representante de una firma  de ropa deportiva que le podía interesar.
Para su sorpresa, Roberto no se inmutó después de haber escuchado que era el amante de su mujer por cinco años. Lentamente, se tiró atrás en su sillón, juntó las yemas de los dedos de ambas manos y lo miró despectivamente.
-Estimado señor, Luís?- Sé que mi señora esposa despierta antagonismos y que su altivez le ha hecho ganar antipatías, no es la primera vez que alguien quiere hacerme

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daño tratando de herirme y distraerme, para quitarme del medio del mundo de los negocios.
Usted alude haber sido amante de mi mujer por cinco años, por lo cual, sabrá decirme en que se diferencia su cuerpo del resto de las mujeres, tiene un minuto para responder antes de que seguridad lo desaloje.-
Me quedé boquiabierto, mis manos habían recorrido ese cuerpo centímetro por centímetro y podía jurar que no había diferencia alguna.
Me sentí elevado al aire por el gorila de seguridad y aterricé en la vereda.
Roberto, en su sillón, se preguntaba que maldad tienen las personas, ya es la segunda vez que alguien venía con el cuento del amante , sin saber que mi querida Alicia tenía la locura de teñir de rojo el cabello de su pubis !


                                                                                       Analia Ring

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