«En
la vida, todo lo que elegimos por su levedad no tarda en revelar su
propio
peso insoportable.»
Italo Calvino, hablando sobre La
insoportable levedad del ser de Milos
Kundera.
Todos lo conocen por el:
¡Tranquilo...Venancio!
Un hombre atildado, comedido y siempre bien vestido.
De saco y corbata los 365
días del año
La única displicencia que se permite es vestir
camisa de mangas cortas en los días en que el bochorno agobia.
Uñas de visita a la manicura.
Una imagen de aplomo impecable que nada en el
mundo la podrá perturbar
Pero la realidad es otra.
Venancio en su interior tiene una batería.
Como la aplicación del celular, que a pesar de ser
todas rectangulares, nos muestra una pila redonda, llenándose de a poquito con un líquido verde.
Venancio aparentemente no reacciona, pero las
pequeñas broncas se acumulan en su batería.
Hoy su gerente lo llamó a su oficina:
- Venancio ¿qué pasa? Rodríguez consiguió un aumento
de sus ventas en su sección del 15%. La suya inclusive cayó en un 5%.
Le
sonrió y le contesto:
-No se preocupe, señor trataremos de
solucionarlo inmediatamente
Y su otro yo pensó lo que realmente quisiera
decirle:
-¡Pero pedazo de boludo, Rodríguez vende alimentos,
y yo electrodomésticos...! ¿Quién come heladeras con
esta crisis?
La bronca va a la batería verde.
Antes de llegar a casa un tipo con un Peugeot
rojo, lo pasó por la derecha y lo cerró para doblar a la izquierda en el
semáforo.
Estaba en rojo. Venancio paró a su lado y le
sonrió, mientras pensaba:
- ¡Si tuviese un mionca te aplasto como a una
cucaracha! El verde sube....
Al llegar a casa
la entrada a su garaje estaba bloqueada por el coche de su vecino...
piensa:
¡Siempre lo mismo, que
carajo le cuesta estacionar medio metro mas atrás!
Con paso cansino fue a la puerta de Antonio, tocó el
timbre y cuando salió le dijo
- Don Antonio, ¿podría correr un poquito su
automóvil, por favor?
-¡Uf, que hinchabolas, Venancio! Contestó el vecino
saliendo a desgano.
Venancio lo siguió
sonriendo imaginando como le deshace el cráneo con el crique del auto.
El verde subiendo, subiendo.
Salió del garaje y fue al almacén del barrio para comprar un litro de leche. Al pagar solo
tenía un billete de doscientos.
La cajera le puso cara de culo y le dijo: ¡compre en
otra parte! ¿Que se piensa, le voy a dar
todo el
cambio que tengo?
Venancio le sonrió
y volvió al auto donde encontró
un billete de diez.
- Aquí tiene señorita, sírvase por favor. Le entregó
el dinero con una sonrisa...pensando:
- ¡Podes enrollar este billetito y metértelo en el
orto!
El verde subiendo, subiendo...
Cuando entró a casa, vio a su hijo salir del baño,
le dio un beso y entró el.
Levantó la tabla cuidadosamente, hizo su pipí sin haber visto que el nene la había dejado
toda goteada.
Su mujer viene, le gruñe un saludo y mira adentro
del baño.
-¡ Ya measte la tabla otra vez, Venancio, te la voy
a atar!
Quiere reaccionar diciendo que no fue el, señalando
al chico que se esta escondiendo en el cuarto.
Venancio quisiera decirle:
¡Fue ese pendejo de mierda!
Comedidamente le dice:
- Me parece que Marquitos hizo pipí sin mirar,
querida.
- Dale, encima le echas la culpa al nene ¿no te da
vergüenza? Andá, prepará la cena que me estoy pintando las uñas.
El verde de la pila se acerca al positivo...
Se lava las manos... se saca el saco... lo cuelga en
el ropero... se arremanga... se pone un delantal y
finalmente se pone a cocinar.
En ese instante suena su celular. Es su gerente:
- Hola, Venancio vea el file que le mandé en un
e-Mail. Es su
informe de hoy, por favor revíselo íntegro y tráigamelo para mañana.
Venancio, cierra los ojos y paladea una respuesta
- ¡Pero sorete, no se da cuenta que ya salí de la
oficina, que carajo se cree!
Sonriendo, aunque el jefe no lo ve responde:
De acuerdo señor, mañana por la mañana estará todo
listo... Si...si...no se preocupe....que tenga muy buenas noches....y su mente continua: ¡ y no se olvide de irse a
la mismísima puta madre que lo reparió !
Termina de cocinar, prepara la mesa y llama a la
familia.
Intenta conversar con su hijo pero el nene viene con su iPod y no le da pelota, la nena
llega hablando con el celular así que ni siquiera intenta. Su mujer llega del
dormitorio y se sienta soplándose las uñas.
Comienzan a comer.
La mujer da un bocado y grita:
-¡Pero esta bazofia no tiene nada de sal!
La pila explota,
Venancio se pone todo verde de furia, agarra el salero con rabia
y se lo tira por la cabeza.
La mujer que tiene
la costumbre de balancearse sobre las patas de la silla, lo recibe en la
frente y se cae para atrás.
Se quiebra la nuca al golpear en el mármol de la
mesada.
Como una marioneta de
trapo sigue cayendo lentamente hasta quedar desparramada en el suelo
Venancio se levanta y se acerca.
-¡ Pero le puse sal, querida!
En el juzgado, con una mirada de ciego hacia un
costado, solo atina a balbucear:
- Pero le puse sal... Le puse sal...le puse sal..
El juez sentenció
homicidio involuntario y ordeno internarlo en un hospital psiquiátrico.
En la sección policial del diario salió el titular:
¡Mató a su mujer de un salerazo y el juez lo mandó
al psiquiátrico
En un bar alguien lee la noticia a sus amigos.
Otro parafraseando a Kundera la comenta:
- Es insoportable la levedad de los jueces para
juzgar a un asesino
8/11/13 12:16