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lunes, 23 de enero de 2012

¿Donde lo perdi?



Sabía de memoria cada vidriera, edificio y café en el tramo desde mi casa hasta el autobús. Nunca perdí la oportunidad de mirar mi reflejo en los escaparates al pasar.
Todo cambio aquel funesto día en que la farmacia vecina, decidió exponer espejos para maquillaje, en su vidriera.
Curiosa, me acerque para ver el reflejo de mi rostro aumentado. Sentí vértigo ante la imagen reflejada y con una rápida mano, me cubrí los ojos. Con la esperanza de haber visto mal, volví a mirar el espejo para corroborar mi equivocación. Esa guillotina me devolvió la imagen del rostro cansado de una mujer de mediana edad.
¿ Donde está mi rostro de piel tensa, ojos abiertos y mandíbula filosa?
¿Cuando me distraje sin darme cuenta de que mi cuerpo estaba olvidando la fórmula de la juventud?
Comencé a buscar entre las moléculas más recónditas de mí ser aquella que posea un detonador para disparar el antídoto a la vejez.
Me asusté cada vez que me miraba en el espejo y volvía a notar los pequeños e implacables cambios, no encontré resignación. Una eterna tristeza se apodero de mí, sentí que mi vida había comenzado un camino sin retorno y sin gloria.
Comencé a maquillarme cada vez más y a interesarme en cirugía plástica.
Mi marido, otra vez dormido en el sillón después de la cena, me hacia sentir la persona mas sola e indeseable del mundo.
Al mirarlo, se me hacia mas cercana la sonrisa del joven dueño de la farmacia
Analia Ring


domingo, 22 de enero de 2012

Microcuento



Microcuento





Me llaman el brujo porque tengo el poder de ver el alma de las personas escapando de sus cuerpos.
Sufro mucho porque al poco tiempo mueren.
Hoy me miré al espejo al lavarme las manos.
El reflejo de mi alma me sonrió por encima de mi cabeza.
Ya no sufriré más....


miércoles, 18 de enero de 2012

De vampiros


                              Un vampiro especial

La barra de vampiros decidió salir de caza.
Iba con ellos uno nuevo en el grupo.
Ya era tarde y la noche cerrada.
Caminaban y caminaban… y no aparecía ninguna victima.
Hasta que al final vieron una pizzería llena de gente.
Decidieron apostarse a unos metros de la salida, donde no llegaba la luz de las vidrieras ni la iluminación pública.
Salió mucha gente, pero siempre en grupo, o en pareja. Era costumbre de los vampiros atacar solamente a los solitarios. Era más fácil y  podían comer tranquilos.
Hasta que al final salió una rubia gordita. Cuando llegó a las penumbras donde la acechaban, la atacaron sin piedad. Comenzaron a morder y a chuparle el líquido vital.
El vampiro nuevo se quedó a un costado, mirando chupar a los otros.
Los demás  se dieron cuenta y le dijeron:
Pero, vení,  comé, hay para todos! ¡Está riquísima, es 0  negativo,  muy  especial, bocado de cardenal!
-Es que no quiero- Dijo el que no comía.
-¡Que! ¿Estás inapetente?
- ¡No, si tengo mucha hambre…! ¡Pero vi a la gorda por la ventana…! ¡Comió pizza…! ¡Y soy celíaco!


viernes, 13 de enero de 2012

Ciencia ficcion


El viento rojo

La vida del granjero en Marte es como el acero en la forja, endurecida a golpes.
El peor, es el martillazo de la soledad.
Noventa días como monje ermitaño y solo un mes de vida hogareña.
Moses verificó los robots que araban el terreno en el galpón de los sembrados.
Miró hacia la cúpula, el calor y la luz del sol artificial entibiaron su rostro.
Con ese calorcito soportó mejor el aire glacial de la escafandra.
Entró a la recámara de salida al exterior.
Fue hacia el criadero de las gallinas, el otro galpón de la granja.
Salió, miró el termómetro de su traje, un frío de mil agujas atravesaban sus guantes.
Con la proximidad de la noche marciana el poco calor del día huía hacia el horizonte atrás del sol. Sesenta grados centígrados bajo de cero endurecían el polvo rojizo del suelo como un pavimento metálico.  Enganchó el mosquetón al cable que unía los dos galpones y caminó despacio hacia el gallinero. Era imprescindible, en la última tormenta de polvo, el viento rojo casi le arrastra.
Los hologramas de compañía son solo eso, imágenes tridimensionales, pero frías e insípidas... Moses no consiguió acostumbrarse al holograma inmaterial de sus seres queridos ni siquiera cuando habla con su familia con el teléfono holográfico, el holófono.
Moses casi si no usa esos aparatos, prefiere los recuerdos, imaginar la música cantarina de las risas de los niños y el tibio regazo de su esposa.
Guiado por el cable apenas miraba el camino, estaba ensimismado en sus pensamientos cuando algo le llamó la atención mas adelante, a medio camino del otro galpón.
Alguien con rasgos humanos, estaba al lado del cable... Se acercó receloso mientras se preguntaba que ser podría aguantar sesenta grados bajo cero y respirar sin escafandra.
-Se que estas pensando...- Escuchó Moses en su cabeza- Soy telépata...
-¿Y tu quien eres?- Le "dijo" Moses
-Un "antiguo", uno de los primitivos habitantes de este planeta.
-¿Como puedes soportar la temperatura tan baja y sin aire?
-Es simple, no estoy aquí, estas viendo lo que tu llamas holograma… "On line" , como tu holófono.
-¿Y donde estas?
- En la caverna X25, uno de nuestros refugios después del holocausto del cometa.
-¿Holocausto, cuando pasó eso?
-Hace unos 3000 años terrestres.
- ¿Por que apareces solo ahora después de mas de 300 años que poblamos Marte?
- Por designio de aquel que tu raza llama Dios, el nos salvó de la hecatombe cuando vino nuestro fin del mundo...
Solo salvó a aquellos que ganaron su gracia. Y determinó la hora del encuentro de nuestras razas... Con un hombre que se llama Moses... ¡Tu!
-¿Pero me eligió a mi entre los millones que poblamos Marte?
-, ¡Te ha elegido por ser un justo entre los justos...!
Como un chisporroteo de luciérnagas la imagen se disolvió en la penumbra de la caída del sol.
Moses continuó caminando, miró el cielo marciano y después al sol escondiéndose en la curva que separa el día de la noche.
Pensó que quizás que fue un espejismo, otro martillazo de la soledad.
Llegó al criadero, abrió la puerta de la recamara, se sacó la escafandra y entró al sector de las ponedoras.
Algo le llamó la atención, el trabajo ya estaba hecho, los huevos estaban ya en bandejas, apiladas, listas para la criogenización.
En el otro extremo del galpón, vio al "antiguo" que le saludaba.
Moses le devolvió el saludo, el antiguo entró a la otra recamara, se vistió adecuadamente y salió. Por las pantallas de control le vio subir a su vehículo, e inmediatamente se perdió de vista en las arenas rojas del paisaje marciano.
Viejas leyendas de profetas centellearon  en los confines de la memoria de Moses .
Profecías narradas por los abuelos en los días de encierro por el viento rojo.
Moses se sentó, encendió su computador. La imagen de un teclado y una pantalla se proyectaron a su frente. En el buscador de la "Ultranet" tecleó "profecías"
Deambulaban algunas de tres siglos de antigüedad...
Le llamó la atención una en particular:
"Un justo, de alma simple, recibirá el mensaje de Dios a través de un sobreviviente…Y iluminará su camino una luz del cielo"
Se levantó, apagó el dispositivo, meditando la profecía, fue a la recamara de salida, se puso la escafandra, salió, miro hacia arriba. La fantástica explosión de una súper nova deslumbró el firmamento.
Su luz le encegueció unos instantes.
Luego la aurora fascinante llenó de luz y color las arenas…

Y iluminará su camino una luz del cielo...

Daniel  Bradbury, 12 de enero. 325 años de la conquista de Marte


domingo, 8 de enero de 2012

El espejo de mi bisabuela -segunda parte


Cuando llegaron mis padres no les conté nada de lo ocurrido con el espejo pero si lo del telegrama.
Se pusieron muy contentos pues la situación económica de la familia no era muy buena.
Pasada dos semanas viajamos con mi padre a Bucarest.
Después de instalarnos en un hotel, fuimos rápidamente al estudio de los abogados.
Este se encontraba en el décimo piso de un moderno edificio del centro y su decoración no tenía nada que envidiar a un bufete de abogados en New York.
Una secretaria nos recibió en Ingles preguntándonos si queríamos que nos atienda su encargado de negocios con España.
Aceptamos y dejamos de transpirar, sobre todo mi padre.
El abogado fue al grano diciéndonos:
-Como les adelantamos en la carta ustedes saben que este muchachito es el heredero de "El castillo de Drácula".
-Algo sabía de antes, pues encontré una carta del conde Drácula en un viejo espejo.- Dije y mi padre, que no sabía nada, me miró sorprendido mientras el abogado se echó a reír.
-¿Ustedes también tienen uno? ¡Ja, Ja...! Eso fue una broma de la princesa rumana Ekaterina Olympia Kretzulesco, la ultima descendiente viva de Vlad Tepes...
Regaló una decena de espejos a amigos y puso la famosa cartita en una ranura que hizo fabricar adrede... ¡Ja, Ja...!
Papá seguía sin entender de que hablábamos, entonces para tranquilizarlo le dije:
-Después te explico, papá.
-Bueno pasemos a los detalles de la herencia- dijo el abogado.
-Supongo que queda en Los Cárpatos- Dije queriendo mostrar ser entendido en la materia.
- Si, exactamente...-Contestó y ahí le interrumpí continuando con mi deseo de lucir mis conocimientos.
-Se viaja en tren hasta Bistrita, la población más cercana al castillo imaginario, y da ahí en calesa hasta el castillo...- Ahí al abogado tuvo otro ataque de risa que no pudo contener.
Cuando se calmó me dijo riendo.
-Parece que el señorito esta muy influenciado por la novela de Bram Stoker... ¡Ja, Ja...! Se llega en tren y en taxi. El mayordomo del conde no lo espera con la calesa de caballos negros…... ¡Ja, Ja...!
Usted heredó "El castillo de Drácula's Resort". Un parque de diversiones y hotel donde el vampirismo es "leit motiv". Da muy buenos ingresos.
El último descendiente de la princesa era el dueño y gerente. Fue construido sobre las ruinas del antiguo castillo de Vlad Tepes, el famoso Conde.
-¿Y que tengo que ver yo con esta historia?- pregunté confundido.
- Pues este señor falleció y al abrir su testamento había una cláusula de uno anterior, el de la princesa Ekaterina Olympia Kretzulesco donde especificaba que si su heredero, el que murió, no tenia descendientes, las propiedades pasarían a los descendientes de su amiga. Ni más ni menos que su señora bisabuela. ¡Fue muy difícil ubicarlos!
El resto de la conversación fue rutina comercial, ahí papá tomo las riendas de la conversación como mi tutor legal. "El castillo de Drácula' Resort" estaba sin gerente general y los negocios comenzaban a decaer por falta de alguien que llevase las riendas. Por suerte había una firma americana interesado en comprarlo e inclusive copiarlo en la ciudad de Los Ángeles. Por la compra del Resort ofrecían sesenta millones de dólares y por los derechos de abrir otros similares, quinientos mil dólares anuales...Papá firmó en mi nombre de inmediato sin titubear un segundo y sin siquiera consultarme.
Yo me puse muy contento por mi familia y le agradecí a mi bisabuela donde estuviese con todo mi corazón pero mientras papá firmaba yo llame al abogado a un costado y le pregunté.
-¿Existe en Bucarest o en otra lugar de Rumania algún experto en vampiros o que este relacionado con la materia?
-¿Por que, señorito...si se puede saber?
-Usted me explicó muy bonito y simpático toda la historia de la herencia de la princesa y de su famosa broma...pero hay algo que no consigo entender...
-¿Que? Creo que le expliqué todo correctamente.

-Si- le respondi- ¿Pero se puede conseguir un espejo de los que regaló la princesa en algún anticuario?- Me miro curioso y le pidio a la secretaria que traiga el espejo ovalado que estaba en la sala de espera.
Me contó que uno de sus clientes había heredado uno y se los había regalado.
El abogado agregó:
-Lo curioso de este cliente es que nunca mas volvimos a verle. Ademas dejó el espejo y salió casi corriendo.
La secretaria trajo el espejo, me pare en frente de su luna y le pedi al abogado que venga a mi lado.
Cuando vió solamente su reflejo y no el mio,  me miró y comenzó a palidecer ...

Daniel Kritz, 8 de enero de 2012

lunes, 2 de enero de 2012

El espejo de mi bisabuela




Cuando la abuela falleció, mamá trajo algunas cosas de su casa, entre ellas el espejo de mi bisabuela. Uno de esos ovalados, con marco de madera y un pie tallado artísticamente.
Lo tuvo guardado en el desván bastante tiempo hasta el día que quiso redecorar la casa. El espejo le pareció apropiado a un rincón de la sala, le daba cierta majestuosidad y prestancia antigua...
Solo que a mi ese espejo me cayó muy mal. Ese mismo día a la tarde pase en frente de el con mi hermanita. Paramos a vernos en su luna. Para mi sorpresa solo vi el reflejo de Clarita, ella no se dio cuenta, pensó que yo no me había detenido. Con mi asombro y con miedo de que se asustase, seguí de largo y me senté en el sofá.
Mi bisabuela era una inmigrante de Transilvania, la zona del conde Drácula.
Ustedes saben que los vampiros no se reflejan en los espejos y que de acuerdo a la leyenda, el famoso conde no murió, sino que se transformó en uno de ellos.
Mi cabeza comenzó a trabajar a mil revoluciones por minuto.
Me miré las manos para ver si no me había lastimado cuando ayudé a mamá a bajar el espejo del desván. Quizás me habría contagiado el vampirismo de algún modo.
Efectivamente tenía un astillita minúscula clavada en la palma de mi mano izquierda.
Mandé a Clarita a jugar a su cuarto y me dediqué a investigar el espejo; en la parte posterior tenia tallada la imagen en madera de un castillo construido en la cima de una montaña.
Abajo, siguiendo la línea de la base, había una rendija disimulada. Me di cuenta que sobresalía apenas una puntita de papel.
Tire delicadamente y salió una hoja amarillenta escrita en un idioma desconocido para mi. Supuse que por la procedencia sería rumano antiguo.
Encendí la computadora y conseguí encontrar en la Internet un programa que lo confirmó y lo traducía al español.
Copié el texto y he aquí a traducción:
"Este espejo fue construido con algunas astillas sobresaliendo adrede de su marco, estas fueron mojadas con mi sangre, el primero que se lastime con una de ellas recibirá mi herencia, firmado:
Conde Drácula"
Sobresaltado y asustado, escondí la carta entre las hojas de un libro, y me encerré en mi cuarto.
Luego bajé a cenar con Clarita y mis padres para que no sospechen que me pasa algo.
No les comente nada, disimulé durante toda la cena. Al terminar volví a mi cuarto pensando cual sería la herencia.  El no verme reflejado en el espejo podría ser una señal de que me convertiría en un vampiro.
Me dormí agotado al amanecer.
Antes de despertar, soñé que a la mañana un rayo del sol entraba por la ventana, iluminaba mi mano y esta se deshacía en polvo.
El reloj despertador comenzó a sonar.
Desperté sobresaltado, miré mi mano, estaba intacta.
Por la ventana entraba luz pero estaba nublado. Corrí y cerré las cortinas. Bajé a tomar un café fuerte para despabilarme. En ese momento el timbre llamó a la puerta.
Nadie fue a atender la puerta.
Mis padres ya no estaban, papá había salido a trabajar y mama a llevar a Clarita al jardín de infantes.
No tuve mas remedio que atender yo, me dirigí a la puerta y la abrí, era un telegrama. Sorprendido lo recibí, le dí una propina al mensajero y me senté en el sofá a leerlo.
   Estaba en ingles, el remitente era de una firma de abogados rumanos. Resumiendo el texto pedía a mis padres que me llevasen a su estudio en Bucarest para recibir la herencia de un castillo en Transilvania.
Corrí al espejo y este todavía no devolvía mi reflejo, fui al cuarto de baño, y para mi tranquilidad la luna de su espejo devolvió la imagen de mi rostro.
Ya más tranquilo corrí a la puerta de atrás… …
La abrí con temor……
Salí al jardín……
Las nubes se habían disipado……
Había un sol resplandeciente……
Temblando me senté en una de las sillas del jardín iluminada con su luz……
Sus rayos entibiaron suavemente mi cuerpo…

Daniel Kritz, 1 de enero de 2012